Cuando me dejes, no me des explicaciones.
Lo entiendo, lo que es nunca debió ser más.
Llegado el momento, dime simplemente que te vas.
Dime adiós con una sonrisa, con melancolía envinada en tinto
Y cierra la puerta con suavidad.
Y mientras oiga tus pisadas al bajar los escalones,
alejándose,
Me quedaré soñando con puestas de sol sentidas y músicas
vividas
Y dormiré feliz arropada en ellas
hasta que sea mi turno.
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